viernes, 31 de mayo de 2019

Henri Gouchon - Índice de Concentración Planetaria


Indice de Concentración Planetaria



Henry Joseph Gouchon, también conocido por los seudónimos Selenius y Regulus, nació en Roure, cerca de Turín el 1 de Marzo de 1898 y falleció el 10 de Mayo de 1978, fue el creador del denominado Indice de Concentración Planetario además de presidente de honor del Centro Internacional de Astrología.

Aunque Henri Gouchon es más conocido como un verdadero "especialista" en el arte de las "direcciones primarias" no debe olvidarse que, al igual que sucede en el caso de Gustavus Lambert Brahy, que fue también un pionero, Gouchon utilizó y aplicó datos astrométricos como base de sus estudios sobre Astrología.

En 1940, Gouchon andaba muy asqueado a consecuencia del fracaso monumental de todos los astrólogos contemporáneos que se habían mostrado incapaces de hacer alguna predicción acertada que anticipase o perfilase un posible conflicto mundial que se había desatado pocos meses antes, y que finalmente terminó por denominarse la II Guerra Mundial, un conflicto que se extendería entre los años 1939 y 1945.,

Con el firme propósito de aportar una herramienta que corrigiese estas serias carencias, que dejaban con una pésima imagen a la Astrología predictiva, Gouchon acabó diseñando un nuevo método de análisis de predicción en Astromundial que se basaría en los resultados proporcionados por un indicador, cuyo valor era calculado con una periodicidad anual, siendo posteriormente transladado a un gráfico, que a modo de curva sinusoidal dibujaba un perfil que replicaba las fluctuaciones del valor de tal índice, que previamente Gouchon había bautizado con la denominación de Índice de Concentración de los planetas exteriores en la escala del tiempo.

El proceso para el cálculo del referido índice era relativamente sencillo, porque en realidad sólo mide el arco que abarcan los cuatro planetas exteriores Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno (ya que en un principio no se añadió a Plutón, hoy relegado por el colectivo de los Astrónomos al rango de planetoide, ó planeta enano, pero que en su momento, tras su descubrimiento, el 18 de febrero de 1930, y hasta la fecha reciente, había sido calificado como undécimo planeta del Sistema Solar.

El arco citado entre cada par de planetas considerados, puede medirse en dos direcciones direcciones,  pero de entre las dos medidas posibles, se usa la que presente el arco cuya cifra sea menor. 

Finalmente se establece la media aritmética entre  todas las posibles parejas y el valor resultante es el correspondiente  al indicador para cada ciclo anual, que se traslada a un gráfico donde se posiciona  en sentido creciente en el eje de ordenadas (eje  Y) mientras que en en el eje de las las abcisas (eje X) se ubica la variable Tiempo medida en años.

Finalmente las fluctuaciones de los niveles resultantes del indicador, calculados para cada anualidad en la variable Tiempo revelan un gráfico de tipo sinusoidal  cuyos altibajos en el perfil que dibuja  proporciona  una muy buena información sobre las tendencias generales que pueden esperarse para periodos de tiempo concretos.







En el margen de tiempo que ha transcurrido desde que Gouchon diseñara su Indicador, hasta la fecha actual se ha podido corroborar una correlación cierta entre la evolución de este gráfico según el periodo elegido  sea  alcisa o bajista y el matiz mundano asociado.

Así, cuando el nivel del Índice aumenta y se  alcanzan las "crestas", el gráfico señala  que nos encontramos en épocas de distensión y crecimiento en las que la humanidad no se enfrenta a grandes problemas, pero cuando los niveles descienden y el índice se encuentra en mínimos, como sucede en las zonas "valle" , el mundo vive momentos muy difíciles (esto queda especialmente de manifiesto si observamos los periodos 1914-18, y 1940-45, en que tuvieron lugar la I y II Guerras Mundiales).






Evolución gráfica temporal del índice de Concentración entre los años 1900 -1975



En realidad, este índicador no mide realmente la concentración planetaria, sino el arco mínimo o el margen que separa al planeta que figura más adelantado en referencia a cordenadas eclípticas con respecto al que se encuentra más retrasado. (si exceptuamos a Plutón), pero no permite conocer el grado de concentración o dispersión existente entre ellos dentro del sector, algo que corregiría más tarde el astrólogo galo André Barbault en su versión mejorada de este Índicador que tal autor pasaría a bautizar como Índice Cíclico.

Aunque la idea original del Indice de Concentración Planetaria, surgió en la mente de Gouchon durante la primera mitad del siglo XX, y alrededor del año 1940, el brillante astrólogo ya había calculado y dibujado el gráfico resultante, sin embargo puso en duda su propio descubrimiento como demuestra que en ningún caso pudo llegar a creer, como fielmente estaba replicando el perfil gráfico de su indicador, que la II Guerra Mundial se prolongaría durante casi 5 años más.

Como ya hemos referido, Gouchon calcula este indicador para una determinada fecha que repite cada año. Un resultado que implícitamente es el fruto del cálculo de la media aritmética de las distancias angulares que existen entre todos los planetas llamados exteriores* en la fecha o día elegido, es decir que se calcula la media aritmética del sumatorio de las distancias angulares existentes entre todas las parejas posibles de planetas exteriores*, los comprendidos entre Júpiter y Plutón, y en el caso del Índice ideado por Gouchon, solo desde Júpiter hasta Neptuno, ambos inclusive y el resultado obtenido de cada lectura de ese cálculo anual, que vuelve a repetirse en idéntica fecha de cada año solar posterior es trasladado a un gráfico en el que figura, en el eje de ordenadas, la evolución de su cuantificación en función del tiempo, variable que viene expresada en periodos de años en el eje de abcisas.



Nota del autor:


Se denominan Planetas Exteriores, a aquellos que la Ley de Bode emplaza en órbitas que se sitúan más allá de la que define la situación que ocupa el denominado Cinturón de Asteroides, que se encuentra situado entre las órbitas que actualmente ocupan los planetas Marte y Júpiter.

En realidad el Índice, calculado por Gouchon representaba la media matemática que cuantificaba el grado de estrechamiento global de todos los orbes de los denominados Planetas Exteriores existente en un momento preciso del tiempo, pero no considera a Plutón.

Finalmente se ha podido comprobar como éste Índice, que ha sido una de las más relevantes aportaciones de la Astrología contemporánea, después de ser perfeccionado por el astrólogo galo André Barbault, se ha revelado como una poderosa herramienta de predicción a nivel mundial,

En la excelente web italiana de astrología AstriOnLine.it se muestra una herramienta de cálculo online que proporciona, además de la curva de evolucíón, en este caso de gráfico en periodos de 100 años, también el nivel que alcanza el susodicho Índice en cada ejercicio.














XX d.C.

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190010701901108019021042190310201904998
1905976190695319079561908100019091040
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XXI d.C.

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20007602001892200210132003108020041042
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Con la elección de las variables que utilizó para el cálculo de los niveles anuales del referido indicador que lleva su nombre, Gouchon, demuestra que ya conocía lo que hoy es practicamente  un axioma fundamental para el pronóstico experimental del devenir colectivo, a través de la Astrología:


"La dimensión histórica de un ciclo viene determinada siendo esta directamente `proporcional a la duración del mismo."



Pero,  a nuestro juicio, Gouchon se equivoca de pleno cuando no considera, para el cálculo de su Índice, a Plutón*, aunque también, en su defensa se puede razonar que el papel que desempeña en Astrología Mundial, Plutón, que para nosotros está hoy fuera de toda duda, en 1940, cuando solo habían transcurrido 10 años desde su descubrimiento, estaba aún pendiente de clarificarse. 

Desde 1930, cuando se descubre, Plutón, el diminuto planeta cuya fuerza y tamaño, aunque no su "influencia" nos recuerdan analógicamente a los de un agujero negro, ha recorrido los signos de Cáncer, Leo, Virgo, LIbra, Escorpio, Sagitario y dos de los tres decanatos del signo de Capricornio. En ese sentido, hemos de reconocer que nuestra perspectiva de los casi 7 signos que desde 1940, Plutón ha recorrido, nos permite tener una visión mucho más amplia y clara, que la que pudo contar ese gran astrólogo, que creaba su Índice de Concentración Planetaria solo transcurridos diez 10 años desde su descubrimiento. 

Sobre Plutón resulta interesante recordar lo que sucedía un año antes de escribir el viejo artículo Plutón Análisis: La Estela de la Trasformación

Fue en el mes de Enero de 2008 cuando pudimos corroborar como una vez más, y de forma impresionante, Plutón presentaba sus demoledoras credenciales. Ello sucedía tan sólo días después de que el letal astro de la muerte, la transformación y la eliminación al que recientemente destronaron los astrónomos retirándole su rango planetario, ingresase de forma definitiva en el signo cardinal de Tierra, Capricornio y con ello arrojó al exterior sacando a  la luz, tal como erupciona un volcán, algo que llevaba años gestándose, sin luz ni taquígrafos: El estallido del escándalo de las Subprime, las hipotecas basura, que en realidad fue el verdadero motor que disparó la recesión de la que aún no hemos salido

El 23 de Enero de 2008, exactamente dos días después de que Plutón ingresase (el 21 de Enero de 2008) en Capricornio, se producía el estallido del escándalo de las Subprime, dos días antes Plutón desde 0º Capricornio se había opuesto partil (180º +/- 00º00') al grado 0 del signo de Cáncer. (recordemos que Capricornio es el signo opuesto al de Cáncer, y que este último es el que rige la construcción de viviendas y todo lo que concierne a las ellas, y al mercado inmobiliario)

Este fue un ejemplo más de la importancia de Plutón y las razones de peso que existen para los astrólogos, que defienden, como es mi caso, que Plutón debería recuperar su condición de planeta, en frontal oposición a la corriente que desde la astronomía le ha destronado de esa condición, relegándolo a un papel secundario al pasar a clasificarlo incorporándolo en el grupo de planetoides o planetas enanos.

Una vez más se revelan las diferencias clave que existen hoy entre la rigurosa, institucionalizada y formal Astronomía, cuyo ámbito parece que no puede ir más allá de los números y las cifras, y su maltratada y denostada madre, la Astrología, en la que muy a su pesar la primera hunde sus raíces. 

Dos disciplinas que hasta su divorcio, que cada vez parece más definitivo, estuvieron unidas ya que en realidad se puede decir que ambas proceden de un mismo tronco común, a pesar de lo cual sus matices fundamentales hoy las mantiene cada vez divergentes, aunque bien es verdad que una de ellas, la Astrología, es mucho más antigua que la otra.

En ese sentido yo añadiría unas palabras para los colegas astrónomos, aunque por suerte no van dirigidas a todos, sino sólo a los que maltratan habitualmente, como si ello fuese una actividad deportiva que les entretuviese en su tiempo libre, a la Astrología:


"Cómo es que no os habéis preguntado alguna vez ...

Qué fue lo qué encontraron en este antiguo saber aquellos hombres sabios y honestos que jamás despreciaron la Astrología y a los que extrañamente vosotros respetáis, al considerarlos como lo que son, los verdaderos padres pioneros de los que procede vuestra ciencia.

Aunque a menudo prefiráis olvidarlo cuando no ignorarlo e incluso negarlo, entre aquellos hombres sabios y honestos que merecen vuestro respeto, que en algunos casos incluso llegaron a arriesgar sus propias vidas por mantener y defender la verdad, existieron no pocos que no solo fueron estudiosos sino también practicantes y en casos específicos, como el del gran astrónomo Kepler y otros, hasta defensores de este antiguo saber.

Cómo es posible que aquellos cuya mente demostró ser tan privilegiada y brillante se dejasen engañar, o peor aún, perdiesen ellos mismos su precioso tiempo, dedicándolo al estudio de aquella disciplina que vosotros, sus continuadores, ahora y sin saber "de la misa la media", porque ni siquiera empleasteis ni un minuto de vuestro precioso tiempo al esfuerzo de intentar sino su estudio, al menos aprender sus rudimentos básicos, para poder hablar con rigor y entender lo que de un plumazo juzgáis y tildáis con evidente desprecio como una absurda quimera.

Vosotros, que en un gran número jamás habéis demostrado ni podréis demostrar tener la perspicacia ni la inteligencia que caracterizó a aquellos grandes hombres, que fueron los verdaderos padres de vuestras actuales ciencias, quienes en no pocos casos respetaron a la Astrología, contrariamente a ellos, os permitís descalificarla declarándola en el mejor de los  casos  como una absurda quimera, cuando no una farsa, Opináis en la práctica totalidad de los casos sobre algo que desconocéis por completo,  condenando en vuestra hoguera particular aquello que jamás os habéis molestado en estudiar, una disciplina de dimensión temporal milenaria a la que, con el desprecio que os caracteriza, en el mejor de los casos calificáis de forma salomónica, como arcaica protociencia.



Queda en el aire una pregunta sin respuesta: 

¿En dónde habéis dejado olvidado vuestro espíritu científico de buscadores?




Continuando con el tema previo, y en referencia al que para la Astrología Mundial y los Astrólogos mundanos sigue siendo el IX planeta del Sistema Solar, Plutón, como en muchos otros temas sucede hoy, discutir vuestras decisiones, aunque a nuestro juicio hayan sido tomadas a la ligera como estimamos que  fue tomada en 2006, la decisión de cambiar la condición de planeta de Plutón, pasando a clasificarlo dentro del grupo de los planetoides o planeta enanos, será considerado prácticamente como un anatema contra la Ciencia...

Aún a riesgo de que se nos critique por ello, y se nos tilde como seguramente sucederá de ignorante y de inculto,  en virtud de lo que nos está demostrando la práctica (astrológica) del día a día, 
he de manifestar de forma tajante que no podemos compartir tal decisión en absoluto. a pesar de lo que puedan ladrar en mi contra o en la de otros que piensan lo que yo me atrevo a afirmar, la Astrología goza cada vez de mejor salud y por supuesto sigue cabalgando, además aumentan los que desde estamentos oficiales considerados "de buen tono" de los que un día lejano fue desterrada, la están redescubriendo y comienzan a respetarla... 

Para nosotros, los astrólogos de hoy, herederos y continuadores en el estudio de esa que muchos consideran desde su torre de marfil una "protociencia arcaica", su práctica nos conduce a establecer serias dudas sobre la certeza de la decisión tomada por el colectivo de astrónomos de reducir la relevancia real del, hasta hace apenas diez años, y desde su descubrimiento, en 1930, considerado como el noveno planeta del Sistema Solar. sino que si se nos permite expresarnos con libertad y la máxima sinceridad, no tenemos reparo en afirmar abiertamente, que lo que nuestra practica diaria nos revela es precísamente todo lo contrario.

Para que no se nos tache de idiotas, sin más, claro está, que justificamos nuestra afirmación aseverando que nuestra cosmovisión no se corresponde a la que veneran como la única verdad suprema, si no todos, si una gran parte de ese colectivo, que integran los astrónomos, además de que tratar de explicar, a ese sector que se niega a realizar comprobaciones experimentales sino que simplemente niega sin dar ni darse la oportunidad de que algo que no les parece razonable pueda resultar que, contra todo pronóstico, funcione. algo verdaderamente difícil,  para alguien que no comprueba experimentalmente sino que simplemente niega si no para que se entienda o sentenciar lo que sentenciamos, es preciso incluir ciertos factores de juicio, para nosotros son perfectamente válidos, pero que sin embargo no encontrarían ningún eco entre la mayoría de nuestros colegas astrónomos ya que ellos desprecian esos conocimientos, considerando en el mejor de los casos, como "disciplinas muertas", como es el caso de la que aquí nos ocupamos,  la Astrología.

Astronomía y Astrología, se basan en cosmovisiones en muchos casos diferentes y hoy se podría matizar que incluso contrarias. 


Desde su divorcio, hace ya varios siglos, y a pesar de que proceden en su origen remoto de un mismo tronco común, hoy son disciplinas completamente divergentes, porque a pesar de que ambas basan su conocimiento en las posiciones matemáticas que ocupan los astros, sus cosmovisiones respectivas, que antiguamente estuvieron más o menos próximas, a medida que el tiempo ha ido avanzando, se han separado siguiendo direcciones totalmente diferentes, hasta mostrarse hoy en ciertos puntos concretos incluso contrarias, como vemos que sucede en el caso de la decisión tomada en 2006 por el colectivo de astrónomos sobre la clasificación de Plutón, en la que implícitamente se redujo su "peso específico" dentro de nuestro SIstema Solar, al cambiar su consideración, de 9º planeta de nuestro Sistema Solar, que mantenía desde su descubrimiento en 1930, sustituyéndola por una nueva, valoración al clasificarlo dentro del grupo de "planetoides", o "planetas enanos".

Vemos por tanto, como hoy la consideración que mantienen sobre Plutón, Astronomía y Astrología, son completamente divergentes, mientras que una, la Astrología, le otorga una importancia y un "peso específico" mayor, su antigua compañera, la Astronomía, se lo reduce.

La Astrología y Astronomia, antiguamente unidas caminan por senderos distintos.


La primera conserva todavía algo que a día de hoy ha sido por completo desechado y eliminado de la segunda, para la que solo valen el peso y la medida. Esto se  hace bien patente cuando dentro del colectivo de los astrónomos nos referimos al grupo que tienen una extraña fijación, consistente en atacar sin piedad, como si de un anatema se tratase, cualquier forma de interpretar la realidad que nos rodea que difiera de la que monoliticamente proclaman dictándola  como única forma de entender nuestra propia relación con el universo

En honor de la verdad hay que decir que por suerte no todos los científicos actuales tienen esa cosmovisión tan constreñida y estrecha como la que presentan mayoritariamente quienes presentan su modelo, que fundamentan única y exclusivamente en los fríos datos numéricos. como único razonamiento  posible.

Si bien, como rezaba el viejo Pitágoras y algunos otros filósofos de la antigua Grecia Clásica, resulta completamente cierto, que "el número siempre es sinónimo de orden, peso y medida..." y por tanto expresa y revela en forma oculta, la naturaleza cercana, propia e implícita, que subyace en la base estructural de los tres reinos de la naturaleza, bien porque subyace en ellos expresada visiblemente, en su propia estructura geométríca, o en forma lejana, estableciendo su naturaleza propia en cada diferente elemento que compone los tres reinos de la naturaleza mediante una correspondencia interior establecida por una relación arquetípica que se expresa a través de la ley de analogía.

Las diversas formas que adoptan exteriormente los diferentes elementos de esos tres reinos en no pocas ocasiones  revelan intrínsecamente su propia naturaleza arquetípica

La disciplina astrológica, pocas veces señalada como procedente de un mismo tronco común que la oficial Astronomía, en principio lo es  por ser una rama considerada divergente, que al contrario que la Astronomía fue desterrada  de las ciencias.


Destierro que, en cierta manera todavía persiste recordado  como el rescoldo resultante  de otras viejas hogueras, por ser fiel, a sus principios conservar y defender el uso de ciertos conceptos que continua utilizando a pesar de que desde la ciencia se consideran divergentes a la norma aprobada.

Lo que desde luego la ha conducido a tener mucha menos suerte y menos aún reconocimiento, que su hermana, todo ello a pesar de que ser divergente por considerar que la única razón válida aplicable no solo es  la razón numérica  implique en forma alguna que su razonamiento sea desterrable 

Así la Astronomía y, la Ciencia de Urania, irremisiblemente se han ido alejando en el tiempo, porque la cosmovisión de la segunda choca con la de la Astronomía al no reducir todo la realidad circundante  a peso y medida, como básicamente  hace la primera, sino que conserva el vital mensaje de la integración, o tal vez seria mejor decir de la reintegración, algo que en su trayectoria, perdió irremisiblemente 
la primera, divorciada como esta, de la fuente original de donde emanaba, algo que para sus actuales practicantes es ya solo un recuerdo "inefable" y vetado.

Los fríos datos numéricos son un hecho incontestable, pero nada tienen que ver con la "única visión posible de la realidad verdadera" Sobre todo ello Lanza de Vasto reflexionaba en su gran prólogo a la obra cumbre de Louis Cattiaux: "El Mensaje Reencontrado"



"quienes simplemente enseñan que la verdad está en su ciencia y que todo lo que no pueden descubrir ni demostrar no existe. Ahora bien, no han enseñado, ni descubierto, ni demostrado nada acerca de la vida y de la muerte, del pecado y del juicio. Nada acerca del amor, del dolor y del rescate, acerca de la conducta del hombre y del destino del alma, acerca del sentido, la esencia y la salvación. A medida que descubren nuevas nebulosas o nuevos electrones, nuevas vitaminas o nuevos explosivos, se alejan y nos desvían de lo esencial. Y ahora la verdad está tan bien escondida que ya no se la busca. Incluso estaría totalmente perdida si no sobrevivieran algunos sencillos de espíritu para quienes la verdad existe."



Lanza del Vasto

Prólogo al Mensaje Reencontrado
Noviembre de 1945




























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